jueves, 4 de octubre de 2007

Del poder y la santa obediencia













Los poderes

El poder lo tiene el que puede y no el que quiere. Y sólo puede el que tiene condiciones para mandar y autoridad para ser obedecido.
Los poderes son atributos de la autoridad.
Quien tiene los poderes dicta la ley, prescribe su cumplimiento, ordena la justicia, crea los cargos públicos y nombra a las personas que deben desempeñarlos.

Quien tiene la responsabilidad debe tener
los poderes.

Por esta razón es el Estado quien debe tener los poderes, porque él tiene la responsabilidad de los negocios públicos y del bienestar nacional.
Nosotros, los subordinados, no tenemos más misión que obedecer.
Debemos obedecer sin discutir.
Quien manda sabe lo que hace y por qué lo hace.
Es más difícil mandar que obedecer.
El que obedece no se equivoca nunca.

Los españoles tenemos la obligación de acostumbrarnos a la santa obediencia. Nada de murmuraciones, de reservas ni discusiones.
¿Nos manda quien sabe y quien puede? ¡Acumplir fiemente lo mandado! Esta ha de ser nuestra consigna.
¡Y quién juzga al que tiene el máximo poder? Dios y la Historia. A uno y otra dará cuenta. Lo demás no es de nuestra incumbencia.

En mi casa manda mi padre; en la escuela, el maestro;
en el pueblo, el alcalde; en la provincia, el gobernador;
en España, el Caudillo. Este manda en todos porque tiene
la reponsablidad de todos.
Obedezcámosle para que haga a España feliz.







Y con su heredero, no seais malos y practicad
también la virtud de la santa obediencia

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